¡Hola viajer@s! Espero todo vaya super!
Les quiero contar sobre nuestro viaje a Honda, ¡fue una aventura increíble! Como buena mamá osa, me aseguré de que todo estuviera listo para nuestra llegada: hospedaje, sitios para visitar, sitios para salir a comer, ¡en fin!. Debo confesar que me emocioné tanto como mis chiquis cuando llegamos a Honda. Íbamos por sus calles buscando nuestro destino de alojamiento: Casa San Francisco, transitar por sus calles empedradas y conocer por fin esa parte colonial de Honda de la que tanto había escuchado, ¡parecía que habíamos viajado en el tiempo!
Como una orgullosa tolimense, siempre he tenido un gran amor por mi región y su historia. Este viaje era mi oportunidad de compartir este amor con mi esposo y mis hijos, visitando y ¡conociendo otra parte de mi Tolima! Mi corazón iba lleno de alegría y emoción de saber que podría reconocer y recordar los mitos e historias que me habían contado mis abuelos y padres sobre la región.
Desde el momento en que llegamos a Casa San Francisco, nos dimos cuenta de que estábamos en un lugar especial. La casa: una hermosa casona colonial que ha sido cuidadosamente restaurada para conservar su estilo y arquitectura original. La atención de Juan Carlos, fue excepcional, nos recibió con una sonrisa en el rostro (que vi detrás de su tapabocas 😊) y nos brindó una muy buena atención, siempre estuvo dispuesto a ayudarnos con lo que necesitáramos y a recomendarnos los mejores lugares para visitar.
Los espacios de la casa, sencillamente espectaculares, su piscina, habitaciones, terraza y cocina, amplios y cómodos, con una decoración cuidada al detalle y una vista espectacular a la parte colonial. Lo mejor fue la tranquilidad que se respiraba en la casa, ya que está ubicada en una zona tranquila y alejada del bullicio de la ciudad, lo que nos permitió descansar y disfrutar de la paz y la serenidad. Cuando volvamos a Honda, seguramente nos alojaremos de nuevo en Casa San Francisco. Las noches en casa las aprovechamos para hacer picnic en la terraza, compartir leyendas e historias, contar cómo estas historias han sido transmitidas de generación en generación. Ver la emoción en los ojos de mis hijos mientras escuchaban cada palabra fue lo más valioso de la experiencia para mí.
Al siguiente día recorrimos las calles empedradas de Honda..
Y descubrimos la historia que hay detrás de cada una. ¡En algunos momentos sentí que estábamos en Cartagena! Pero no, era Honda, y a medida que explorábamos más, me di cuenta de que Honda tiene su propia personalidad y encanto. Las casas de estilo colonial con grandes portones, sus balcones y ventanas, todo adornado con plantas y flores, particularmente la veranera o buganvilla que de por sí, me genera gran alegría donde quiera que la encuentre, la gente amable y acogedora, todo esto hace que Honda sea un destino especial.
Caminar por calles empedradas es viajar en el tiempo, nos transporta a otra época. El sonido del calzado golpeando las piedras hace sentir que estamos en un lugar con historia y tradición. Las piedras hablan, cuentan historias de las personas que caminaron por allí, invitan a imaginar la vida y costumbres de los antiguos habitantes.
Las calles empedradas no son solo un lugar para caminar, son una experiencia que invita a reflexionar sobre el pasado y a atesorar el presente. En un mundo donde la tecnología y la modernidad nos envuelven, caminar por estas calles nos recuerda que la vida no siempre fue así, que hubo un tiempo en el que las cosas eran más simples y la gente se tomaba el tiempo para disfrutar de las cosas sencillas.
También es una lección sobre la importancia de la perseverancia, pues esas piedras fueron colocadas una a una, con esfuerzo y dedicación, y hoy en día siguen siendo una parte importante de la cultura y la identidad de muchos pueblos y ciudades.
Camina con calma, disfruta el presente y recuerda que la historia es parte importante de nuestra identidad.
Visitamos el Museo del Río Magdalena…
Ver las reliquias y objetos antiguos nos transportaron en el tiempo, me sentí super orgullosa de la rica historia que tiene mi región. Recordar las historias que me contaban mis padres sobre el río Magdalena, su importancia histórica y su majestuosidad, hizo que mi amor y respeto por esta maravilla natural crecieran aún más.
El museo nos llevó en un viaje a través de la historia del río Magdalena, donde pudimos ver cómo este importante río ha sido el eje central de la vida en Colombia durante siglos. Vimos exposiciones sobre la fauna y la flora del río, así como sobre los mitos y leyendas que lo acompañan.
Para mis hijos fue muy interesante aprender sobre la importancia que el río Magdalena tuvo para la economía del país en el pasado y cómo su influencia se extiende hasta el presente. Pudimos ver modelos de barcos antiguos que navegaban por el río, y aprovechar sus exposiciones interactivas para conocer detalles y testimonios de lo que era la vida en barco por el río Magdalena.
Una de las exposiciones que nos llamó mucho la atención, se centraba en mitos y leyendas sobre las brujas, las cuales se aparecen en forma de ave y buscan constantemente cómo capturar almas. Si se te aparece una pisca o similar, dile “VENGA MAÑANA POR SAL“, expresión o “contra” para identificar y ahuyentar a las brujas. Al otro día alguien llegará a ti pidiéndote sal, y ¡ahí sabrás quien es quien!
O si quieres decirle bruja sin decirle bruja, ya sabes!
Fue una experiencia educativa y emocionante para todos, ¡nos encantó conocer más sobre la historia y cultura del Toli! Fue un viaje increíble que nos acercó más como familia y nos permitió conocer más sobre nuestras raíces, historia y cultura.
De regreso en el carro compartimos lo que cada uno traía en sus recuerdos, en su carrete del corazón, lo que no se va a borrar y no son fotos del celular, sino imágenes y vivencias que quedarán en el recuerdo, y para ambientar ¡escuchamos el podcast de Pilar Garzón sobre las brujas!