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Parque Natural La Montaña Del Oso

Hay días en que salimos de paseo sin un destino fijo, como guiados por las señales del camino. Este sitio fue un descubrimiento muy grato en uno de esos días, saliendo de La Calera al terminar una diligencia y con la única idea de no regresar a Bogotá tan pronto. Algo parecido a lo que nos pasó esta vez (y muchas otras). Tomamos una ruta tranquila hacia la montaña y terminamos viendo unos letreros de un sitio llamado “La montaña del oso”. Muy agradable para pasar un rato, ver la sabana y desconectarse de la ciudad.

Vista a la montaña en atardecer - La Montaña del Oso
Vista a la montaña en atardecer – La Montaña del Oso

Ruta

Desde Bogotá, la ruta normal sería hacia el norte y tomar a la derecha como quien va al Castillo Marroquín. Ahí se sigue una pavimentada, en subida pronunciada y luego una destapada. En mi caso, salimos de La Calera, hacia el norte y luego desviamos a la izquierda por una vía pavimentada en la vereda la violeta. En ambas rutas el recorrido es de 1 hora y son poco más de 30 kilómetros.

Los últimos 3 o 4 kilómetros van en destapada, cuyo último tramo es bastante retador, pues hay subidas pronunciadas y el estado de la vía no es el mejor. Posiblemente en invierno sería intransitable para un vehículo normal. Puedes darte una idea mejor gracias a este video de Amarelo Camping.

En esa vía y hacia ese sitio se observan con frecuencia ciclistas y motociclistas. El dueño del sitio dice que no cobra ingreso a quienes lleguen en bicicleta o caminando. La vía es muy tranquila y se ven casa-quintas y algunos conjuntos de casas. Ya en la parte final son más que todo fincas, vacas y cultivos.

Experiencia

Viajar sin un destino fijo siempre nos ha resultado grato. Sabemos que pueden ocurrir imprevistos y tratamos de actuar con sentido común. Sin embargo, la sensación de no saber para dónde vamos ni qué nos vamos a encontrar, de ir decidiendo sobre la marcha y dejarnos sorprender, es muy positiva y en la “vida normal” pocas veces actuamos de esa manera (lamentablemente).

El hecho de no tener una expectativa previa, probablemente aumenta mucho la posibilidad de sorprenderse y que la experiencia resulte agradable. En algún punto de la ruta, nos encontramos con una subida tan empinada que estuvimos a punto de desistir. Por fortuna no lo hicimos. Valió la pena seguir y conocer el sitio.

Auto en la vía - llegando a la Montaña del oso
Auto en la vía – llegando a la Montaña del oso

El lugar es una reserva privada, según nos contó su dueño. Al parecer, con el desarrollo que ha tenido Chía y alrededores en los últimos años, varias veces han intentado suprimir la reserva pero él ha dado la lucha para mantenerla. Vive allí con su familia y comparte abiertamente su forma de ver el desarrollo de las ciudades y la ecología.

Ese día llegamos un poco tarde y decidimos hacer uno de los recorridos, el corto. El señor estaba lesionado y no podía ser nuestro guía, así que uno de sus hijos, el menor (un niño de 8 o 9 años, tal vez) lo lideró. Esto puede generar algunas inquietudes, pero realmente a nosotros nos gustó mucho haberlo hecho con él.

Vista a la sabana - La Montaña del Oso
Vista a la sabana – La Montaña del Oso

El recorrido es realmente corto, se podría hacer en 15 o 20 minutos. El recorrido largo también es corto, podría hacerse en 45 minutos (eso lo entendimos luego). El niño nos guio con toda seriedad y profesionalismo. Respondió con mucha seguridad nuestras preguntas y nos sorprendió su nivel de conocimiento y entereza. Al llegar al mirador (punto de destino del recorrido corto) ya el niño volvió a ser niño, sonrió y jugó con nuestros hijos.

Lamentamos no haber hecho el recorrido largo, pues hubiésemos alcanzado. Pero lo bueno es que queda como excusa para regresar.

El sitio

La reserva está bien cuidada y tiene espacios muy bonitos. Se nota que podrían realizarse allí actividades grupales o empresariales. Si uno avisa con tiempo, le preparan almuerzo. Venden comida como arepas, agua de panela y similares, así como algunos productos producidos allí mismo (como la miel) y también productos de paquete.

El lugar es un sub-páramo, se alcanzan a ver frailejones y nacimientos de agua que hacen parte del recorrido largo. Mucha vegetación, aves y una vista increíble sobre la sabana, Chía y Bogotá. Hay algunos animales de granja que se pueden ver, pero el dueño prefiere que no se acerquen mucho las personas allí. Es decir, no es como una granja donde los chicos podrían dar de comer a los animales. Sin embargo, ofrecen posibilidad de camping, senderismo y talleres de sensibilización ecológica.

El clima, por lo tanto, no es tan frío como un páramo y la vista del atardecer es magnífica desde allí. El recorrido corto para 4 personas y el ingreso, todo sumado, nos costó alrededor de 50mil pesos. Abajo te dejo los links de las redes sociales para que puedas reservar y verificar la información vigente.

Recomendaciones de familia

En esta ocasión la única recomendación que debiéramos dar es que no prepares nada, que salgas con tu familia y te dejes sorprender por un destino como éste. Sin embargo, si te animas a ir, ya no será tan sorpresa y sí te podemos sugerir un par de cosas.

Si piensas viajar en carro, ten presente que la última parte de la ruta será retadora. Si ha llovido mucho, probablemente sea mejor que camines al final. Si piensas viajar en bici, te compartimos este video de Julián que describe el recorrido.

Vale la pena llevar binoculares para aprovechar la vista desde el mirador. De resto, puedes llevar lo normal de una caminada o no llevar nada, vas a estar bien.

Vista panorámica - La montaña del oso
Vista panorámica – La montaña del oso

Por último, si viajas con niños y te toca -como nos tocó a nosotros- tener la guía de un niño, más allá de lo que pienses al respecto, vale la pena que conversen sobre eso en familia. Mis hijos terminaron hablando mucho con el niño y compartiendo experiencias de cómo es vivir en un sitio así, cómo va a la escuela, por qué hace los recorridos, si le gusta o no. En fin, experiencias como esta son oportunidades únicas para la crianza y la reflexión, si uno las sabe aprovechar.

Otros recursos

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