Hace un poco más de 7 años, durante un fin de semana normal, queríamos ir de paseo a los alrededores de Bogotá. Buscar lugares para pasar un día con la familia suele ser una manera en la que muchos intentan salir de la rutina, recargarse y alejarse por un rato del caos de la ciudad.
Nos dirigíamos a un sitio cerca de Tocancipá, a 90 minutos de Bogotá. Pasando Briceño nos topamos con un cierre en la vía y una fila monumental de vehículos que intentaban llegar por la vía alterna. Rápidamente decidimos improvisar y nos desviamos por la primera vía que vimos relativamente desocupada. Al tiempo que avanzábamos sin saber muy bien hacia dónde, buscábamos por internet algún lugar para pasar el día. Google nos dijo que estábamos cerca de Sopó (Cundinamarca) y que allí había un parque llamado el Parque Ecológico Pionono, así que decidimos aventurarnos a ese paseo improvisado.
Luego llegar a Sopó y avanzar con algo de miedo por una carretera complicada, empinada y angosta, ascendimos por unos paisajes hermosos y llegamos a la entrada del parque. Por fortuna, pudimos ingresar y hacer allí un recorrido bajo un día soleado.
Luego de un corto recorrido por un sendero fácil nos decidimos a explorar otro que llevaba a una cruz. Ese sendero resultó bastante fuerte y sorprendía a muchos de los que paseaban por allí, por lo complejo del recorrido con pasos de piedra y algunos que producían miedo por su estado. Sin embargo, los niños estaban animados y emocionados y nos contagiaron lo suficiente como para seguir hasta llegar a la cruz, cansados y un poco embarrados.
En el recorrido, nos topamos con varias personas. Unos que decidían no seguir al ver la dificultad. Otros muy valientes, como una familia que incluía niños de brazos y una señora embarazada, y aún así seguían con cuidado el camino hacia la cruz. Nos llamó la atención una pareja mayor que lucía diferente a los que visitábamos ese día el parque. Miraban a lo lejos y se veían muy alegres. Transmitían mucha paz.
Por fortuna sobrevivimos a nuestra improvisada aventura y en el camino de regreso conversamos emocionados sobre todo lo que vivimos allí. Intentamos imaginarnos la historia de la pareja que nos llamó la atención. Ese día fue, tal vez, el primer día que comenzamos a entender que el camino es tan o más importante que el destino. Que, en ocasiones, la vida nos obliga a cambiar de planes y depende de nosotros hacer de ello algo provechoso o no. También, dio pie para que unos días después yo publicara en LinkedIn una reflexión personal sobre el significado del balance trabajo-vida.
Aprendimos mucho en lo que iba a ser un paseo de rutina y terminó en una aventura que sembró una semilla que ha determinado varias decisiones que hemos tomado desde entonces para nuestra vida, nuestro rol en el trabajo, nuestra visión de la familia, del tiempo juntos y de la importancia de vivir conscientes. Desde ese día, paseamos un poco más, observamos y escuchamos un poco más. Y siete años después nació este sitio web, donde esperamos sembrar una luz a otras familias como nosotros. Gracias por leernos.
Nota al margen: Al parecer, el Parque Ecológico Pionono está cerrado indefinidamente (febrero 2023) y lleva un par de años así. Hay varias opiniones negativas recientes sobre el parque que pueden consultar aquí.
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